𝐡𝐚𝐬𝐭𝐚 𝐥𝐨𝐬 28 𝐚ñ𝐨𝐬. . .
Los ojos morados del pelinegro brillaban con una mezcla de sorpresa y descontento, como si lo que acababa de escuchar fuera una broma de mal gusto. Sentado frente a la imponente mesa de caoba del despacho familiar, observaba a sus dos padres con incredulidad. Ambos mantenían una expresión seria, como si cada palabra q...