Catorce razones para volver
Tenía esos ojos rasgados que, al reír, casi desaparecían, pero aún así lograban iluminar mi mundo. Su voz, una mezcla perfecta de dulzura y peligro, era la más excitante que había escuchado en mi vida. Y su sonrisa... esa sonrisa podía opacar al sol. Tan perfecto, tan enigmático... ¿Por qué tenía que regresar ahora...