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Minho López creció en el Barrio Obrero, dio sus primeros pasos en La Olla y hoy es la mano derecha de la barra brava de Cerro Porteño.
Jisung Hernández, por su parte, lleva desde los tres años sin perderse un partido en Para Uno, aprendiendo a odiar el azulgrana mientras se une a la barra de Olimpia.
Una tarde de enero, con el calor abrasador y el asfalto ardiendo como el infierno, sus caminos se cruzan en una lomitería después de un partido. A pesar de sus diferencias, algo inesperado comienza a nacer entre ellos.