Ticklingyfeet
Ella me tuvo a los 11 años, un recordatorio constante de una violación que nunca debió haber ocurrido. Desde entonces, me odiaba intensamente. Durante años, me mantuvo encadenado a una cama, controlaba cada aspecto de mi vida, me llevaba y recogía del colegio, y nunca me permitió salir. Su comportamiento era una mezcla perturbadora de locura y una oscura forma de protección.
Pero a pesar de su vigilancia implacable, encontré una oportunidad para cambiar el rumbo. Finalmente, pude convertir a mi madre en mi esclava de cosquillas, sometiéndola a una tortura interminable y humillante. La misma mujer que me había hecho sufrir ahora estaba bajo mi control absoluto.