Una frase que los ecuatoguineanos usaban a menudo a principios del año nuevo era la de: "Nuevo año, nuevas cosas" Desde pequeña, Liv nunca comprendió el porqué la gente usaba mucho esa frase en ese momento. Hasta que comenzó las clases del segundo trimestre y se topó con nuevas caras, nuevos retos, nuevas aventuras, y nuevas experiencias. La única diferencia estaba en que las nuevas caras no eran tan nuevas para ella, los nuevos retos eran más complicados de lo esperado, las nuevas aventuras eran similares a una pesadilla, y las nuevas experiencias no eran tan buenas como se lo imaginaba. Había un misterio por resolver, un curso por aprobar, un montón de gente por conocer, y un nuevo crush al que superar. ¿Cual de todos esos obstáculos logrará tachar de su lista de propósitos de año nuevo? Y lo más importante: ¿cómo lo hará? ...

Liv era una joven ecuatoguineana que ansiaba disfrutar de los últimos años de su adolescencia tal y como lo mostraban en sus películas favoritas. Quería que todo saliera tal y como se lo había imaginado: Buenas notas, nuevos amigos, más fiestas, mil noches de cine, y un romance propio de una comedia romántica. En resumidas palabras, todo debía salir tan perfecto como en los cuentos de hadas con finales felices. Pero lo que ella pasaba por alto era que en todos los cuentos de hadas, y en todas las comedias románticas, siempre habían villanos que se encargaban de arruinarlo todo. Y en esta historia, los villanos eran quienes menos se lo esperaba. [Historia publicada el 01 de agosto de 2025] [Todos los derechos de autor están reservados]