Eclipses del corazón
La nieve cubría con su manto blanco del célebre Montreal. Charlotte sólo observaba cómo cada bello copo caía y se desvanecía progresivamente. Un ciclo repetitivo y sin fin. Así sentía su vida. Nunca pensó que cambiaría hasta que aquel chico llegó a su vida. Le daría un giro inesperado, y uno para bien.