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Mafuyu tomó la nueva pausa en su balbuceo como una señal para repetir lo que dijo. -Ena -comenzó, y la mirada que Ena le lanzó fue casi tan inútil para silenciarla como su mano lo había sido para aliviar sus síntomas-. ¿Qué es el juego de Pocky?
Ena se erizó. "Es estúpido", respondió evasivamente y se llevó la taza a los labios en lugar de darle más respuestas. Allí, inhaló el aroma a caramelo que se esparcía sobre la capa de espuma, todavía agradablemente caliente, y se entregó a su calor mientras se extendía por sus labios.
Mafuyu la miró parpadeando como un búho. -Eso no explica nada -protestó e incluso su labio inferior sobresalió para expresar su desaprobación. Junto con los otros rasgos de su ceño fruncido, casi parecía como si realmente estuviera molesta-. No lo entenderé a menos que me lo digas adecuadamente.
Y así fue precisamente como Ena se encontró esbozando las reglas: dos personas, un palito de Pocky y una carrera para ver quién podía hacer que el otro se alejara primero.
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o, cuando Ena prácticamente arrastró a Mafuyu a un café por el hueco de su codo, un beso estaba dentro del ámbito de las cosas que no esperaba como resultado.
- la historia no me pertenece.-