La primera vez que ocurrió tenía siete años. Simplemente pense en la playa, la echaba de menos. Lo siguiente que recuerdo fue una luz cegadora y las tres semanas que pasé en el hospital. Mi madre estaba demasiado asustada como para contar lo que había pasado a la policía. La segunda vez fue cuando tenía doce, en medio de un partido de hockey justo cuando marqué un punto para mi equipo. Una felicidad indescriptible me consumió pero al mirar a las gradas note que mi padre no estaba entre el público y eso arruinó todo. Lo único que desee en ese momento fue estar con él. La luz cegadora volvió, mi madre estaba preparada esta vez. Esta noche ha vuelto a ocurrir, pero es distinto. No hay luz, la oscuridad me envuelve y me encuentro en la acera mojada mientras la lluvia se mezcla con mi sangre en el asfalto. ¿Cuál es el motivo de que esta vez sea diferente?