Ella es diferente, es todo lo que puede significar la palabra "raro", no es normal, su físico no lo es, tampoco su personalidad y para nada sus gustos. Eso quedó demostrado el día en que se obsesionó de él. Él es simplemente prohibido, en letras mayúsculas, subrayado y en negritas. No se puede, de todo lo que ella puede desear quiso algo que es imposible. Él es todo lo contrario a ella, es popular en todo el sentido de la palabra, el Rey de The Hellfire's U'S, el mejor ejecutor de la Bratva, el más amado por las mujeres incluida ella. Lilith Mülller jamás se rinde, todo lo que quiere lo tiene, al ser hija de los peores mafiosos que han existido y de la Queen del bajo mundo siempre obtiene lo que pide. Pero Aiden es la excepción, él es un caballero, un hombre excepcional con todos... excepto con ella. Lilith sabe quién es él, ella conoce a su demonio y ese demonio es totalmente indiferente con ella. Todo hasta que "eso" pasa...

Ella es una princesa, tanto literal como figurativamente. Es la princesa de Francia y tal como lo dicta ella le es fiel a su título. Tiene apariencia de princesa con su cabello dorado y ojos verdes. Ama las coronas, las cosas extravagantes y caras. Su vida es una fantasía perfecta. Todo hasta que lo vió, su peor pesadilla había regresado y no de la forma que ella creía. No debía verla en ese estado, de todos justo él no debía ver esa parte de ella. Él no debió interesarse en algo que es prohibido, una princesa y un Boss de la Bratva jamás podrían estar juntos, es simplemente imposible y nefasto. Pero lo que es aún peor dos hermanastros no pueden estar juntos, no hay linea de sangre entre ellos, pero ser criados juntos debería ser suficiente para trazar esa línea que grita PROHIBIDO. Él es diferente a todo lo que ella está acostumbrada, es serio, frío, no cree en ninguna religión que no sea la ciencia. Es un hombre prodigio, demasiado inteligente para su propio bien. Atlas Volkov jamás se interesaría en una princesa mimada como Amira Moreau, pero ella siempre fue ese punto negro en un pulcro cuadro blanco. Es el terremoto que desestabiliza todas sus creencias. Y ese punto se convirtió en una gran mancha cuando vió algo que puso en marcha el juego, Atlas nunca pierde y esta no será la excepción...

Abalám Müller es considerado como un manipulador nato. De esos que juegan con tu mente hasta que tú mismo desees tu muerte. Pero si hay algo que tiene seguro en su retorcido juego es que no tiene tiempo para el amor. O eso creía hasta que una rockera malhumorada entra a lo que el considera como su posesión. Su familia. Heidi Meyer se incluye a su entorno familiar como amiga de sus hermanas invadiendo lo que para Abalám es lo más preciado y cuando él cree que va a poder sacarla solo recibe una bofetada de su parte. En algunos cuentos existe el beso verdadero... Aquí, bueno digamos que de una cachetada al amor hay solo un paso... O unos cuantos porque dos personas orgullosas que se detestan no se aman de golpe.