𝐄𝐏𝐇𝐄𝐌𝐄𝐑𝐀𝐋 Su toque fue tan gentil como siempre, tan dulce que dolía. La observó sabiendo que no habría una próxima vez y su corazón dolió de forma insoportable. Su esposa y él siempre habían sido contrarios. Tanto en carácter como en longevidad. Ella era instante; él, eternidad. Y bastó ver su sonrisa cansada para saber que lo daría todo para repetir esa vida a su lado que para él se había sentido como un instante ínfimo, efímero, como toda ella... Esa que ahora se tenía que marchar. Inuyasha ©Rumiko Takahashi

𝐔𝐍 𝐀𝐌𝐎𝐑 𝐈𝐌𝐏𝐎𝐒𝐈𝐁𝐋𝐄 Producto de su insomnio, Sesshomaru parpadea con dolor y basta hacer eso para ver el rostro de su amada dibujarse frente a él. Y se da cuenta de que sus párpados no son lo único que le duele. Porque en la oscuridad, ella es todo lo que ve; y sin ella, todo es oscuridad. Cómo deseaba tenerla allí, a su lado, mientras se demostraban con el cuerpo que se amaban, aunque ella nunca estaría dispuesta a admitirlo en voz alta y eso, muy probablemente, era lo que más le quitaba el sueño. Inuyasha ©Rumiko Takahashi Arte de portada ©Rannyunny

Tendrían montones de citas donde la ropa no estaba invitada, y sus jadeos ahogados serían los anfitriones. Le prestaría sus ojos para que viera lo hermosa que era, sus manos para acariciarla y su cuerpo para hacerla tocar el cielo. Le prestaría su corazón para que sintiera lo que era estar enamorado... Aún si salía dañado en el proceso. Inuyasha ©Rumiko Takahashi

𝐃𝐄𝐒𝐀𝐌𝐎𝐑 Ya no era lo mismo. La pasión, el amor, el afecto, todo se había ido. Lo único que quedaban eran resquicios de algo parecido al cariño. Quizá por eso mismo no podía decirle que ya no la amaba. ¿Cómo decirle que ya no sentía nada por ella? Vio su rostro retorcerse con tristeza y se dio cuenta de que tal vez su último gran acto de amor sería no decirle nada. Inuyasha ©Rumiko Takahashi Arte ©LenBarboza