𝑷𝒂𝒓𝒂 𝒔𝒆𝒓 𝒖𝒏 𝒉é𝒓𝒐𝒆 𝒏𝒐 𝒔𝒆 𝒏𝒆𝒄𝒆𝒔𝒊𝒕𝒂 𝒖𝒏𝒂 𝒄𝒂𝒑𝒂 𝒏𝒊 𝒖𝒏𝒂 𝒎á𝒔𝒄𝒂𝒓𝒂. 𝑩𝒂𝒔𝒕𝒂 𝒄𝒐𝒏 𝒖𝒏 𝒄𝒐𝒓𝒂𝒛ó𝒏 𝒇𝒊𝒓𝒎𝒆, 𝒖𝒏 𝒔𝒆𝒏𝒕𝒊𝒅𝒐 𝒊𝒏𝒒𝒖𝒆𝒃𝒓𝒂𝒏𝒕𝒂𝒃𝒍𝒆 𝒅𝒆 𝒍𝒂 𝒋𝒖𝒔𝒕𝒊𝒄𝒊𝒂 𝒚 𝒆𝒍 𝒅𝒆𝒔𝒆𝒐 𝒂𝒓𝒅𝒊𝒆𝒏𝒕𝒆 𝒅𝒆 𝒂𝒚𝒖𝒅𝒂𝒓, 𝒂𝒑𝒆𝒔𝒂𝒓 𝒅𝒆 𝒍𝒂𝒔 𝒅𝒊𝒇𝒊𝒄𝒖𝒍𝒕𝒂𝒅𝒆𝒔. 𝑬𝒔 𝒂𝒉í, 𝒆𝒏 𝒍𝒐 𝒎á𝒔 𝒑𝒓𝒐𝒇𝒖𝒏𝒅𝒐 𝒅𝒆𝒍 𝒄𝒐𝒓𝒂𝒛ó𝒏, 𝒅𝒐𝒏𝒅𝒆 𝒓𝒆𝒔𝒊𝒅𝒆 𝒍𝒂 𝒗𝒆𝒓𝒅𝒂𝒅𝒆𝒓𝒂 𝒇𝒖𝒆𝒓𝒛𝒂. Un joven de 17 años, portero de fútbol y aparentemente común, descubre que posee habilidades sobrehumanas. Impulsado por el deseo de marcar una diferencia en un país que lo necesita, empieza a actuar en silencio. Salva vidas, enfrenta amenazas, convencido de estar haciendo lo correcto. Pero en una Venezuela donde ayudar puede ser visto como una amenaza, sus acciones no pasan desapercibidas. El gobierno comienza a seguirle los pasos. El anonimato se quiebra. Las decisiones que toma ya no afectan solo su conciencia, sino también a quienes ama. El peso de ser héroe comienza a fracturarlo. Más allá de los peligros físicos, enfrenta dilemas éticos, manipulación mediática, presión social. ¿Puede el bien justificar el caos que deja atrás? ¿Y si el gesto noble termina convertido en argumento en su contra? En medio de esa lucha invisible, descubre que ser héroe no es poder, ni fama, ni medallas. Es elegir el bien sabiendo que puede doler, que puede costarle todo. Mientras lidia con su rutina, con un país que exige sin dar tregua, empieza a cuestionar si ser héroe fue lo correcto.