Cuando Ferran tuvo que viajar a Estados Unidos para la pretemporada, no dudó en pedirle un favor a su mejor amigo Pedri: cuidar de su hermana Carla. Sonaba simple, excepto por un pequeño detalle: Pedri y Carla no se soportaban. Entre ellos siempre hubo chispa, pero de la mala. Sin embargo, convivir bajo el mismo techo cambió las reglas del juego. Lo que empezó con peleas constantes, miradas desafiantes y silencios incómodos, terminó transformándose en algo mucho más profundo. En medio de discusiones, gestos inesperados y momentos compartidos, Pedri y Carla descubrieron que del odio al amor hay solo un paso. Y ellos estaban más que listos para cruzarlo.

Todo comenzó cuando Ana y João Félix aterrizaron en Estados Unidos. Lo que parecía un viaje de ensueño pronto se tornó en un torbellino de emociones. João se cruzó con Lorena, una joven enigmática que, pese a tener novio, despertó algo en él. Pero Lorena no estaba sola: su pareja, Pedri, no tardó en notar que algo no encajaba. A medida que las tensiones crecían y las lealtades se rompían, Ana y Pedri, heridos por las traiciones, comenzaron a acercarse. Sin imaginar que entre ellos nacería algo real. Y mientras el amor florecía en el lugar más inesperado, João se convirtió en el epicentro de todas las movidas.

Martina, la hermana de Pau Cubarsí -la joven promesa de la defensa del FC Barcelona-, nunca imaginó que el día del debut de su hermano cambiaría también el rumbo de su vida. Entre entrevistas, celebraciones y pasillos del Camp Nou, se cruzó "por accidente" con Pedri González, el mediocampista estrella del club. El primer encuentro fue todo menos amigable: miradas frías, palabras cruzadas y un claro desinterés mutuo. Pero el destino, y el Barça, parecían tener otros planes. Con cada visita a su hermano, con cada evento del club, Martina y Pedri se veían obligados a coincidir. Y a poco a poco entenderse. Lo que empezó como una relación forzada, terminó siendo una historia de amor que ni el fútbol pudo prever.