Bajo el sol implacable de Arabia, dos entidades ancestrales Ferran y Héctor buscan un artefacto legendario: la Lágrima de la Luna, un objeto capaz de alterar el destino mismo. Pero no están solos en su búsqueda. Un encuentro casual con dos jóvenes uno de ojos cálidos que perturba la eterna calma de Ferran, otro de mirada fría y calculadora que despierta las sospechas de Héctor revela una verdad peligrosa: hay otros buscando el artefacto. Humanos. ¿Arqueólogos? ¿Cazatesoros? Nadie lo sabe. Ahora, la misión ya no es solo encontrar la Lágrima. Es impedir que caiga en manos equivocadas. Porque si ese poder capaz de "torcer caminos" es activado por la frágil humanidad, las consecuencias podrían rasgar el velo de la realidad misma. En el silencio sofocante del desierto, una partida mortal ha comenzado. Cada sombra esconde un secreto, cada sonrisa esconde una traición. Y la línea entre cazador y presa está a punto de desdibujarse para siempre.

Héctor lo miró con una ceja arqueada hasta casi tocar su línea de cabello. Una sonrisa lenta y cómplice se extendió por su rostro antes de soltar una carcajada. -Ferran, por favor, tu casa queda en la dirección opuesta. ¿No me digas que este viaje relámpago tiene que ver con cierto veterinario de ojos avellana y sonrisa que te desarma?

Y tiene El corazón de poeta De niño grande, de hombre niño Capaz de amar con delirio Capaz de hundirse en la tristeza Pues tiene El corazón de poeta De vagabundo, de mendigo Y así lo he conocido Y así me gusta a mí que sea Que tenga El corazón de poeta

-Para ser un humano... estás buenísimo. Pau se dio la vuelta de un salto, un grito atrapado en su garganta. -Oye, ¿y ese pan? Tiene aceitunas incrustadas- dijo el extraño, con un tono de voz profundo y lleno de desdén. -Qué asco. Pedri solo pudo parpadear, su cerebro negándose a procesar la aparición. Abrió la boca para decir algo, para gritar, para preguntar, pero las palabras no salieron. La combinación del susto, la incredulidad y el comentario absurdo sobre su pan fue la gota que colmó el vaso.

Dile al tiempo que perdone A los años que demoren Que los meses tengan 30 día' de más Necesito otro siglo Una píldora de olvido Algo útil que me ayude a borrar

La tradición dice que si dos personas se encuentran bajo sus ramas, deben sellar ese encuentro con un beso. Es un pacto de amor y una promesa de protección para el año que viene.

Había una vez un rey llamado Fer. Era el gobernante de un reino hermoso y próspero llamado Valencoa

Gavi, que no era precisamente crédulo, se acercó a él con una sonrisa pícara. Lo agarró de la chaqueta y lo jaló hacia adelante, haciendo que la solapa se abriera un poco. Entonces, su mirada se fijó en el pequeño logo bordado en el pecho, justo sobre la cremallera: unas iniciales en hilo blanco. -Ni siquiera sabía que te apellidaras H. Fort -dijo Gavi con una carcajada, mientras Pau se ponía tan rojo como un tomate.

Ferran Torres, la estrella del FC Barcelona, vivía una doble vida..... Gavi: Chicos, tenemos un problema. Un gran problema.

-Vamos a hacer pulseras. Una para cada uno, con los tonos de nuestros ojos.