Days1005
Hay cosas que no hacen ruido, pero igual matan.
Lucía lo aprendió la noche en que se mudó al edificio San Martín 82, donde las paredes parecen escuchar y los pasillos guardan la respiración.
A las 2:13 de la madrugada, el silencio no es completo: hay un golpeteo constante, tres golpes, una pausa, tres más.
Nadie sabe de dónde vienen.
Nadie quiere saberlo.
Dicen que el departamento 3B está vacío.
Pero Lucía escucha cómo alguien se mueve dentro. Cómo algo -o alguien- respira al otro lado de la pared, imitando el ritmo de su propio pecho.
Hasta que una noche, esa respiración cambia.
Y pronuncia su nombre.
No hay fantasmas.
No hay demonios.
Solo personas, heridas, encerradas en su propio ruido.
Y lo verdaderamente monstruoso es descubrir que, a veces, lo que respira en el silencio... somos nosotros mismos.