AsMadly
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Para Carlos Sainz la vida y cada uno de sus caprichos suceden con el mismo ritmo de sus pasos, uno frente a otro, en línea recta y sin dudar.
Un inocente bajo la mano de la suerte, un hombre sin errores suficientes para la condena, pero méritos excesivos para el pedestal.
Un alfa en toda la extensión de la palabra, destinado al éxito y decidido a conseguirlo...
De no ser por aquel vino tinto, joven y a veces añejo; un perfume peculiar pegándose a su piel y colándose hasta sus entrañas.
Carlos apuesta que se trata del omega más falto de gracia que jamás ha conocido.