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Un Lamborghini Huracán STO blanco perla brilla en el escaparate de un concesionario de lujo en Gangnam, pero nadie se atreve a tocarlo... hasta que un chico de cabello rojo corto, jeans rotos y tarjeta negra entra sin pedir permiso.
Park Seonghwa lleva meses tragándose humillaciones: es el mejor vendedor, pero también el novato al que mandan con los clientes "imposibles". Sabe más de motores que todos sus compañeros juntos, pero siempre le roban las comisiones y le recuerdan cada día que, sin estudios, nunca será mecánico de verdad.
Ese día, cuando todos ignoran al supuesto "estudiante perdido" que acaricia el capó del STO, Seonghwa se acerca con su sonrisa impecable y su voz suave. Dos horas después, regresa al concesionario con el mismo cliente... y el auto ya no está en venta. Está comprado. Pagado en efectivo. Con una tarjeta negra.
Kim Hongjoong, el productor musical más famoso y más invisible del país, no solo se lleva el Lamborghini. Se lleva también a Seonghwa.
«Vente conmigo. No te quedes en esta mierda de lugar. Yo te mantengo, te doy talleres, cursos, herramientas, todo lo que siempre soñaste. No voy a dejar que una belleza como tú siga pudriéndose aquí».
Una promesa dicha entre el rugido de un V10 y un beso desesperado en el asiento del copiloto.
Porque a veces el amor llega en forma de tarjeta negra y un «¿quieres dar una vuelta?» y una promesa que nunca se rompe:
«Te dije que te daría todo. Y aún no he terminado.»
Blanco Perla.
Donde un auto de lujo se convirtió en la llave de una vida entera.