ADVERTENCIA: Obscenidad. Fanfiction +18 (Esta historia tiene contenido sexual, vulgar y violencia). Leer bajo su responsabilidad. La historia transcurre cinco años después de la Segunda Guerra Mágica. Fred sigue vivo en este universo alternativo. Por favor, se recomienda discreción al lector. Olympe Delacour, prima de Fleur, se muda a Londres para comenzar a trabajar en el Ministerio de Magia británico en el Departamento de Seguridad Mágica. Tiene solamente veinticuatro años y ya llevaba una vida equilibrada y completamente organizada. Así era ella, desde que terminó sus estudios en la escuela de Magia Beauxbatons en Francia, no le importaba nada más que su trabajo y su familia. El problema que parecía estar siempre presente era el de Lucrecia Delacour, su madre, insistiendo en que ya era momento de casarse. Olympe se negaba rotundamente. Las cosas parecen cambiar cuando se cruza con George Weasley, el hermano del esposo de su prima. Una persona completamente diferente a ella, que llega a su vida para destrozar todo el orden con el que se ha acostumbrado a vivir desde siempre. A los ojos de Olympe, George no es más que un inmaduro. Un chico que bromea todo el tiempo junto a su hermano gemelo Fred, y busca molestarla siempre que se le da la oportunidad. La cosa parece cambiar cuando descubre que el pelirrojo tiene otra faceta. Una llena de pasión y lujuria. Una totalmente diferente a la bromista y divertida... ACLARACIÓN: La historia es totalmente mía, excepto por los personajes y el contexto pertenecientes al mundo de la saga de Harry Potter por J. K. Rowling. Se prohíbe cualquier adaptación, copia o traducción sin permiso de la escritora.

Al contrario de lo que Hermione afirmaba, lo que olía no era hierba, pergamino nuevo ni pasta de dientes de menta verde. Una alucinante amalgama de confusión seguida de una comprensión periférica y luego un miedo instantáneo la hizo sonrojarse tanto que la habitación se volvió borrosa en los bordes de su visión mientras ahogaba la mentira. Era un pergamino viejo guardado en la sección restringida, manzanas verdes agrias y algo picante (¿no canela, sino clavo de olor?) que permanecía dentro de sus fosas nasales. Estaba mareada, con los párpados caídos pesadamente, incluso cuando una pequeña parte de su cerebro gritaba lo mal que estaba esto. Una parte más grande y ruidosa de ella hizo a un lado la vergüenza en favor de instintos más básicos. Esos instintos se amortiguaron y disiparon y la vergüenza se apoderó de ella cuanto más alejada estaba del delicado e inconfundible aroma que flotaba en el caldero. •Traducción Autorizada• ©Todos los derechos reservados a J.K Rowling y @InLoveWithForever