Valkhan siempre supo que su padre no lo quería, pero cuando lo echó de casa sin un centavo ni un techo donde dormir, entendió que estaba solo. Sin pelear, sin rogar, solo con su mochila y el peso de saber que nadie lo esperaba en ninguna parte. Por suerte -o por desgracia-, una familia le ofreció refugio. Pero desde el primer momento en que cruzó la puerta, supo que algo lo irritaría. Y lo descubrió rápido: un chico un año mayor, ruidoso, molesto, con una voz chillona que lo sacaba de quicio y un cabello rizado tan caótico como su actitud. Era imposible que alguien así existiera... y peor aún tener que soportarlo bajo el mismo techo. Pero Valkhan no tenía opción. Sin dinero, sin un plan, sin nadie a quien acudir, debía aguantarlo. Lo que no esperaba era que el odio que sentía por él se convirtiera en algo más peligroso. Ni que las cosas que había dejado atrás volvieran a alcanzarlo cuando menos lo imaginaba. Porque algunos sentimientos pueden esconderse... pero no para siempre.

¿Alguna vez has tenido un amigo imaginario? ¿Alguna vez has fingido que tus muñecos están vivos al jugar con ellos? ¿Alguna vez has hablado solo? Qué tan alejado de la realidad es pensar que todo lo que creímos que era parte de nuestra imaginación, alguna vez fue real. Si estábamos solos, si simplemente era nuestra mente jugándonos una mala pasada o si alguna vez todo lo que creímos que sólo fue mentira es una terrible y auténtica verdad, eso jamás lo sabremos... Es cierto que la mente puede ser muy poderosa, y cosas que no son posibles llegan a ocurrir dentro de ella. Es tan poderosa que incluso podría provocar una alucinación. Pero en sí, ver el hecho de que lo que se creía fantasía sea una completa realidad, simplemente convierte las películas de terror y terribles pesadillas en algo con lo que se puede vivir en carne y hueso, y eso, es lo que convierte al miedo que sentimos tan auténtico... Inicio de este proyecto: 29 de agosto del 2020 TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS.

Stu Macher es el típico chico divertido y burlón de la escuela, aquel que es reconocido por todos los jovenes por sus alocadas fiestas llenas de alcohol y diversión. Sarah Meeks es la típica chica demencialmente enamorada por Stuart, aquella que siempre esta detrás del chico. El objetivo es Stu, el obstáculo: La típica rubia promiscua, Tatum. Tal vez, luego de los asesinatos de Woodsboro, lo típico cambiará en esta película.