ailenzafate
Ariadna era una chica ocupada, de esas que siempre tienen algo que hacer. Desde temprano en la mañana hasta altas horas de la noche, su vida giraba en torno a estudios, trabajo y compromisos sociales. Incluso los domingos, cuando la mayoría encontraba un momento para el descanso, ella seguía adelante, atrapada en su propia rutina interminable.
Pero aquella mañana, aparentemente como cualquier otra, algo cambió. Caminaba por la ciudad, sumida en sus pensamientos, cuando de repente sus ojos se cruzaron con los de un chico. Alto, de sonrisa encantadora y mirada intensa, tenía algo que la atrapó al instante. Por primera vez en mucho tiempo, Ariadna sintió que el mundo se detenía por un segundo. Embobada, se quedó allí, sin saber que en ese preciso instante estaba tomando, sin darse cuenta, la peor decisión de su vida.
Los días pasaron, luego las semanas. Lo que empezó como un encuentro casual se convirtió en algo más. Conversaciones interminables, risas compartidas, promesas hechas bajo la luz de la luna. Ariadna se entregó por completo, sin reservas, sintiendo cómo el amor florecía en su interior. Sin embargo, lo que ella veía como una historia romántica y sincera, para él no era más que un juego.
Mientras ella soñaba con un futuro juntos, él solo disfrutaba del presente sin intención de comprometerse. Para Ariadna, él se convirtió en el centro de su mundo. Para él, ella no era más que una distracción pasajera.
Y así, sin darse cuenta, Ariadna comenzó a perderse a sí misma en una historia inquietante, una historia que aún estaba por escribirse...