Elizabeth Fox. La chica que tiene tantas inseguridades como pecas en el rostro. Si, esa misma que fue traicionada, no una, si no dos veces. Y con la misma persona. La chica que ya no confía en nadie. Que se siente tan sola. Tan vacía... Pero también hay cosas que la hacen sentir bien. Ella es tan bajita que fácilmente puede ser confundida con una niña de 12 años, pero eso le permite poder pedir dulces en Halloween sin que le digan que es muy mayor. Tiene un cabello tan alborotado que es casi imposible de peinar, pero con los productos necesarios se convierten en unos rizos envidiables y esponjosos. Ama hacer música, y-sin alardear- canta estupendo. Tiene una amiga con la cual mantiene una relación tan especial que se tratan como hermanas. Le ofrecieron una beca en la mejor universidad del país, en dónde se esforzará en sacar muy buenas notas, sin distracciones. Aunque una parte de ella se sienta vacía, la otra parte está llena de luz. Todo irá bien. A partir de ese momento tratará de dejar de sentirse sola, y estará tan acompañada que se sentirá asfixiada-en un buen sentido-. Se sentirá amada. Y claro que todo eso pasa, pero pasa con la última persona que cruzaría por la mente de Ellie.