Adhara Black no es la típica alumna de Hogwarts. Tiene un apellido temido, una mirada que podría congelar a un dragón y una habilidad innata para meterse en problemas... o para provocarlos. Hija de Sirius Black -el fugitivo más famoso del mundo mágico-, Adhara creció entre prejuicios, rumores y un orgullo que ni una docena de howlers podría romper. Pero bajo esa capa afilada de sarcasmo y perfección, hay una chica que solo quiere limpiar el nombre de su padre, ser aceptada... y sobrevivir a los siete años más caóticos de su vida. Todo iría relativamente bien si no fuera por Ronald Weasley. Ese pelirrojo insoportable que no pierde oportunidad para molestarla, llamándola cosas como "hija de traidor", "la irritante Black" o "reina de las serpientes". La detesta. No solo por su apellido, sino porque, para su desgracia, Adhara tiene todo lo que odia: es orgullosa, prepotente, un poco narcisista... y sí, también algo clasista. Pero Adhara tampoco se queda atrás. Lo llama "cabeza de rata", "zanahoria podrida" y "león cobarde" con la misma facilidad con la que respira. Son como pólvora y fuego. Y Hogwarts, como siempre, tiene sus propios planes. Entre castigos compartidos, comentarios sarcásticos y vacaciones en La Madriguera (sí, con los Weasley), lo que empezó como odio se convierte en algo más complicado... y mucho más peligroso para sus corazones. Porque entre el apellido Black, las heridas que aún duelen, y ese chico que no la deja en paz... Adhara está a punto de descubrir que lo que más odias, podría ser justo lo que más necesitas.