Charlottee32y
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Lando Norris, estudiante de último año, tímido con tendencia al sarcasmo crónico, había pasado la noche riéndose con su mejor amigo Max Fewtrell en el salón de su casa. Entre risas, dulces robados a los más pequeños y un tablero improvisado, decidieron invocar a un demonio "por diversión". Una vela negra, un par de frases ridículas en latín copiadas de un rincón sospechoso de internet, y mucho teatro.
Nada pasó.
O eso pensaron.
Horas después, ya con la casa en silencio y la ciudad durmiendo, Lando estaba solo. Cisca y Adam, sus padres, no volverían hasta la mañana. El eco de los pasos de Max había desaparecido hace rato. Eran cerca de las tres de la madrugada cuando escuchó un ruido en la cocina. Algo entre el sonido de una cuchara cayendo y una puerta abriéndose por sí sola.
No era viento.
Lando se asomó, con el corazón en la garganta y una linterna en la mano que temblaba más que él. Fue entonces cuando lo vio: una figura alta, de cabello oscuro, ojos intensos y una expresión entre fastidiada y divertida, como si lo hubieran despertado de una siesta larguísima solo para molestar a un adolescente cualquiera.
-¿Así saludas siempre a quien te concede el honor de su presencia? -dijo la figura, cruzándose de brazos con arrogancia.
Lando soltó una maldición que probablemente despertó a medio edificio.
-¡¿Quién... qué...?! ¡¿QUÉ ERES TÚ?!
El otro sonrió. Una sonrisa ladeada, burlona, peligrosamente encantadora.
-¿Invocas a un demonio y no te preparas para conocerlo? Qué decepción. Aunque... podrías ser peor. Podrías ser más feo.
¿Lando logrará hacer que Oscar se quede con él?