seminare
Había un tiempo en el que, para los mortales, los Dioses eran la única esperanza de hacer las cosas que decidían en su libre albedrío. Eran venerados tal cual un accesorio de moda, pero Anton decidió creer en el único Dios que un hombre jamás contaría ni de casualidad.
Así es la historia de un esclavo que se enamoró del Dios del amor y la belleza y eso lo llevó a su fin.