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-Regresaste, regresaste- y sin dejarme decir una palabra, acerco sus labios contra los míos, deseo añejo que hoy podíamos probar, por instinto coloque mi brazo alrededor de su cintura y nos fundimos en un beso que conecto nuestras almas, su respiración era una briza fresca de verano y sus labios eran ambrosía para mí, un simple mortal que podía probar el olimpo en la tierra.
Había regresado a casa.
-Te lo prometí mi amor, siempre regresare a ti - dije cuando mi amor se separó de mí, viendo mi rostro cambiado por la guerra, el agua de mar y la ira de un dios enojado.
-Y yo nunca dudé.
Instoria Pierre/Esteban Ocon, inspirada en la odisea