Nadie elige su don. El de Jisung es tan extraño como peligroso: puede teletransportarse. Durante años aprendió a controlarlo, hasta el día en que alguien manipula su poder y lo arranca de su mundo, lanzándolo a una dimensión oscura donde los vampiros dominan las noches y los cazadores persiguen sin descanso. Allí, Jisung se reencuentra con Minho, pero ya no es el mismo. Ahora es un vampiro solitario, marcado por siglos de sangre y silencio, que debería ser su enemigo natural. El deseo los acecha en cada mirada, en cada roce prohibido, en la tentación de un colmillo sobre la piel. Mientras Jisung busca pistas para regresar a su dimensión, se da cuenta de que hay algo más peligroso que los monstruos: la intensidad de sus sentimientos por Minho, que arde más fuerte que la sangre misma. Pero el tiempo corre, y cuando al fin crea haber encontrado estabilidad, un nuevo salto dimensional lo arrastrará otra vez... Un amor destinado a repetirse en cada mundo. Un secreto que se esconde en la oscuridad. Un lazo imposible de romper.