Andreolliop10
Geru despertó en mitad de un desierto abrasador, sin memoria, sin nombre, sin propósito. Lo primero que sintió fue el peso del calor agobiante... y una voz. Una voz antigua, poderosa, que susurraba desde las arenas: "Ciausescu". Aquel nombre resonaba como un eco ancestral en su mente vacía, un llamado que marcaría el inicio de su destino. Con el tiempo, descubriría que esa voz pertenecía no era quien se hacía llamar.
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