Una serie de acontecimientos lleva a Alwen a huir y ocultar su verdadera identidad haciéndose pasar por una plebeya. En ese nuevo mundo, Alwen se une a un gremio donde tiene sus primeros encuentros con Kaelan, un joven que ella odia por ciertos motivos y que se interpone en su camino. Su meta final es salvar a su tío y proteger a su hermano, aunque Kaelan también guarda motivos ocultos. En un mundo donde el poder y la venganza están entrelazados, Alwen y Kaelan deberán tomar decisiones que marcarán sus destinos. Pero en Sylkardia, la maldad y la bondad se entremezclan y se confunden: en la maldad se esconde la bondad, y en la bondad se oculta la maldad. Al final, nadie es completamente un ser de oscuridad, un «villano», ni del todo un ser de luz, un «héroe»: simplemente, se es humano.