a veces el amor duele mucho Desde que llegué a la universidad, creí que el amor sería diferente. Pero entonces lo vi a él, a Kai, y supe que estaba perdida. No era solo su sonrisa de chico popular o la forma en que llenaba cada espacio que pisaba. Eran sus ojos, que parecían prometer un mundo entero, aunque yo supiera que ese mundo no era para mí. Me conformaba con ser su amiga, con escuchar sus historias y reírme de sus chistes. Era mi lugar seguro, mi pedacito de felicidad prestada. Hasta que empezó a hablar de Emily. Cada vez que mencionaba su nombre, algo en mí se quebraba. Emily, la chica perfecta, la que todo lo tenía. Y yo, aquí, tratando de armar las piezas de un corazón que él rompía sin siquiera darse cuenta. Pero en medio de toda esta tormenta, hay otra mirada. Ethan. El chico rudo, el que siempre está al margen, observándolo todo con esos ojos grises que no perdonan nada. Él no me habla con dulzura; lo hace con una verdad que duele. Y aunque sé que debería alejarme, no puedo evitar sentir que es el único que realmente me ve. Esta es mi historia. La historia de cómo los ojos que amé se convirtieron en mi maldición, y de cómo, en el silencio de mi dolor, otros ojos aprendieron a encontrarme. ---

El amor no es la ausencia de reglas o el caos, sino una fuerza natural más poderosa que cualquier ley. A veces, la mayor armonía no nace de seguir los caminos impuestos, sino de tener el valor de crear uno nuevo, demostrando que dos mitades, por diferentes que sean, pueden latir al unísono para crear una belleza aún mayor.