¿Destino? ¿Casualidad?
Y todo empezó con ese puto instituto, esos primeros nervios del atravesar de las miradas, esa vergüenza al verlo, esas malditas ganas de besarle y esas putas ganas de mandarlo a la mierda. Ese pasar lento del tiempo deseando estar con el, eso que sentía por él y él no sentía por mi.