Esta es la historia real de una niña que aprendió demasiado pronto lo que era el miedo, la soledad y la vulnerabilidad. Creció sin contención, enfrentando situaciones dolorosas y entornos que dejaron huellas profundas. Con una valentía conmovedora, Analía Jiménez comparte su recorrido, no para revivir el pasado, sino para transformarlo en mensaje. Para que otras mujeres, madres, hijas y niñas, no se sientan solas. Este libro es una advertencia, un testimonio y un abrazo. Una invitación a reflexionar sobre el impacto de la presencia -o la ausencia- en la vida de un niño. Porque no siempre alcanza con estar, y ningún niño debería crecer solo en un mundo tan peligroso.