Cloe tiene una teoría: las personas no se rompen de golpe, se agrietan de a poco. Y ella, aunque nadie lo note, ya está llena de pequeñas fracturas. Trabaja en una biblioteca vieja que huele a café tibio, vive con su abuela que confunde los días, y pasa más tiempo escuchando que hablando. No esperaba a Luca . Nadie lo esperaba, en realidad. Apareció un martes con una mochila rota, preguntando por un libro que nadie había pedido desde 1998. No hablaba mucho. No miraba mucho. Pero volvía. Siempre volvía. Y a veces, entre páginas subrayadas, lluvia a deshoras y silencios compartidos... pasa algo. No el tipo de amor que quema, sino el que se enciende lento. Como una lámpara olvidada en un rincón. Como una herida que, sin darte cuenta, deja de doler.

6 Reinos, 6 monarcas, 6 posibles enemigos. Pelean por quién es el mejor elemento, lo que no saben es que no hay elemento mejor a otro. Pero el fuego y el hielo nunca se han llevado bien, ¿No? Y esa niña no será la excepción. No hay peor historia a la que no se cuenta, aunque haya sido mal contada, se pudieron haber evitado desgracias.