Jen Rodríguez, la definición perfecta de disciplina, belleza e inteligencia. Una mujer que desde muy joven supo quien quería ser y los lugares en los que quería estar. Poco enamoradiza, pero romántica empedernida. Su visita a Londres estaba destinada a establecer lazos de trabajo. Sin embargo, Christian Ward aparece en su vida sorpresivamente. Un inglés algo peculiar con sentido del humor y presumido. Lo que pudo ser una noche de descanso para los dos termino en un desastre y confusión que abría las puertas a algo que ellos no esperaban. Solo enamórame.

La vida de Lucia Fernández no ha sido fácil; desde que nació, estuvo llena de desatenciones, de personas pasajeras entrando y saliendo de su entorno cercano, y de un Daniel Beckett que no se ha detenido con sus constantes insinuaciones y abusos hacia ella. Lu es toda una chica mala, ruda, divertida, muy inteligente, pero con cierta inclinación por meterse de lleno en los problemas. Con dieciocho años ha visto casi todo, por eso nada le sorprende. Excepto Ethan Johnson. A pesar de que desde que lo conoció le ha demostrado mucha antipatía, Ethan ha sabido sorprenderla, no es el estereotipo de un policía. Él es amable en cierto modo, responsable, justo, y... si, tremendamente sexy. Sus ojos azules le provocan una incomodidad intensa, mientras que su cuerpo lleno de tinta y músculos la hacen sentir protegida. Todo lo que siente por él, empieza siendo una contradicción. Hasta que, borracha y despechada, lo llama por teléfono una noche. Desde entonces, nada es igual entre ellos.

Trilogía: Tercer libro. Dolor: Tristeza - Tormento - Suplicio. Se dice que el dolor puede ser tu peor enemigo y te llevaba a hacer cosas inpensables, lamentablemente eso era lo que sucedía con Ansel Maxwell. Ya habían pasado seis años desde la muerte de sus padres, que eran las personas más importantes para él. Nada en su vida volvió a ser igual y mucho menos en su mente. Al menor de los Maxwell lo perseguían demonios, que aunque él quisiera correr y alejarse lo más posible de ellos, siempre volvían. Pero cuando una pelirroja llega a desordenar sus pensamientos y ahuyentar sus demonios, todo se vuelve más difícil. Las desiciones tomadas ya no se sentían buenas y no sabía como redimirse. «La culpa era enorme y él estaba dispuesto a ya no sentirla»