Historias con parte única +18 Algunos oneshots que haga podría ser de avance de algun fanfic próximo o algo extra de una historia hecha :3 -Boypussy In-ho: da Gi-hun: recibe

El pequeño In-ho de diez años estaba profundamente enamorado de su vecino Gi-hun de ocho años. -¿Que quieres ser cuando seas grande Gi-hun? -Preguntó la madre de In-ho. -Seré artista! -Sonrió mientras continuaba pintando. -¿Y tú In-ho? -Yo seré su esposo -Respondió el mayor de los dos con seguridad. Las mejillas de Gi-hun se pusieron rojas y como siempre termino molesto y quejándose, dándole un pequeño golpe en el hombro a In-ho para que se quedara callado.

Hwang In-ho y Seong Gi-hun nunca se han llevado bien, existe un odio palpitante dentro de ellos que estalla cada vez que se ven. In-ho no soporta a Gi-hun, Gi-hun no soporta a In-ho. -Lenguaje vulgar -+18

Hwang In-ho es un párroco llamado para realizar un exorcismo a una niña poseída. Logró salvarla después de un ritual lleno de dolor, pero el precio fue alto. Días después, cuando el silencio debería traer paz, una voz susurra en la oscuridad: "Estoy acá, padre In-ho". Esa entidad se quedó con él. -Inhun -Contenido sensible

Seong Gi-hun decide ayudar a su viejo amigo Gong-yoo con una cita a ciegas. Hwang In-ho es obligado por su tío a encontrar pareja para poder casarse pronto. -InHun. -Lenguaje vulgar.

In-ho siempre ha hecho todo bien. Es el tipo de estudiante que decora las paredes del instituto con diplomas, que nunca levanta la voz, que siempre tiene la respuesta correcta. Hijo ejemplar, modelo a seguir, el orgullo de sus padres y profesores. Ordenado. Pulcro. Intocable. In-ho no se permite sentir. No puede. Porque en su mundo, sentir... es exponerse. Gi-hun es su opuesto total. Imprudente, rebelde, visceral. Es conocido por lo que hace, no por lo que calla. Popular por las razones que los adultos desprecian y los estudiantes envidian. Con una lengua afilada y una sonrisa que no pide permiso. Él no sigue las reglas; las rompe, las pisa, y se ríe después. En teoría, deberían ignorarse. Pero algo se activa desde el primer cruce de miradas. Algo que molesta. Que jala. Que incomoda y obsesiona. Y lo que comienza como una simple rivalidad, pronto se transforma en un juego mucho más peligroso. De miradas. De provocaciones. De silencios que pesan más que cualquier grito. Pero no solo son distintos en todo lo visible. También cargan con el peso de los prejuicios que los rodean. De las miradas ajenas que juzgan. De la presión familiar, del "qué dirán", de ese miedo silenciado que los obliga a esconderse. Porque enamorarse, para ellos, no es simple. No es seguro. No es siquiera permitido. Mientras el mundo espera que sigan papeles opuestos -el perfecto y el descarriado-, ellos se descubren en un terreno más íntimo, más vulnerable, donde todo es incertidumbre, deseo y miedo a la vez. ¿Pueden dos mundos completamente distintos aprender a coexistir? ¿O están destinados a explotar? Una historia sobre crecer, resistir, amar lo prohibido, y enfrentarse a todo lo que intenta decirte que no debes. Una historia de miradas que arden, palabras que duelen, y la belleza brutal de encontrar a alguien justo cuando más lo necesitas.

Relatos cortos. Son capítulos individuales, en diferentes contextos que pueden ser tanto dentro de los juegos como en algún mundo paralelo. Estos es porn* con trama. Lean bajo su propio riegos. ¡Versatilidad!

One Shot +18 de la pareja 457 (Squid Game)

Gi Hun decide colocarse un segundo rastreador por si lo revisan de demás en los juegos ya que no se fía solamente con el de su muela, pero en medio de su desesperación se lo coloca en el lugar más curiosos que se le hubiera ocurrido... O donde In Ho decide revisar a su rebelde jugador por su propia cuenta, llevándose una gratificante sorpresa en el camino...

Seong Gi-hun, un joven detective con futuro prometedor, lleva una carrera impecable resolviendo casos importantes. Pero todo cambia cuando su jefa decide ponerlo a prueba con un caso fuera de lo común: debe interrogar a Hwang In-ho, alias Frontman, el cerebro detrás de un macabro juego donde personas desesperadas competían por dinero... sin saber que sus vidas estaban en juego. In-ho está encerrado, esperando juicio, tranquilo y enigmático como si el mundo exterior ya no importa. Pero su mente es un laberinto oscuro del que Gi-hun debe extraer respuestas. Lo que no esperaba era sentirse atraído por aquel hombre frío, controlador y perversamente inteligente. Lo que comienza como un interrogatorio se transforma en una lucha de poder emocional. In-ho juega con su mente, seduciéndolo sin tocarlo, desnudándolo con palabras. Gi-hun, contra todo instinto, empieza a caer. Pero In-ho no está dispuesto a compartir: su obsesión por Gi-hun se intensifica, y todo aquel que se acerca demasiado, muere. Cuando In-ho asesina a otro recluso frente a todos, su sentencia queda sellada: la silla eléctrica lo espera. Pero Gi-hun, ya atrapado emocionalmente, jura ayudarle a escapar. Planean todo con precisión... hasta que, en el último momento, un giro irrumpe como un disparo: nada de eso es real.