Aethra89
A veces, los dioses se aburren y deciden jugar con las probabilidades, o simplemente crear criaturas para su entretenimiento. Ese fue el caso de Gen, un pequeño kitsune arrojado al mundo sin un propósito aparente. Desde el principio, fue aborrecido por los de su propia especie, quienes lo consideraban demasiado débil, y juzgado por los humanos, cuyo temor despertaba su llamativo pelaje bicolor.
Gen había observado a los humanos pelear, caer y levantarse una y otra vez, un ciclo de comportamiento que le resultaba a la vez fascinante y desconcertante. Mientras los de su especie se dedicaban a jugar con los humanos, Gen optó por estudiarlos en profundidad: sus comportamientos, sus emociones y sus diversas formas de enfrentarse a la vida. Decidido a comprenderlos mejor, se tiñó el pelo de un negro uniforme y logró camuflarse entre ellos como un humano más, fundiéndose en la multitud sin levantar sospechas. Con el tiempo, esta apariencia le permitió transformarse en un mentalista famoso, conocido por su asombrosa habilidad para leer las mentes y manipular la percepción de quienes lo rodeaban.
Sin embargo, su éxito no pasó desapercibido para los dioses, quienes no vieron con buenos ojos suplantar la identidad humana. Como castigo por haberse hecho pasar por uno de ellos y por jugar con las apariencias, decretaron que Gen sería petrificado junto a los humanos, condenado a contemplar el mundo únicamente en su forma zorruna, su verdadera forma ancestral. Desde entonces, quedó atrapado en una estatua de piedra, condenado a observar la realidad desde su forma original, sin la posibilidad de interactuar con ella ni de cambiar su destino.