Chief está acostumbrado al caos. Como jefe de policía, cada día es una nueva batalla contra criminales, desastres imprevistos y, por supuesto, su propia tendencia a lanzarse de cabeza sin preocuparse por las consecuencias. Sin embargo, hay alguien que siempre parece estar allí para recordarle que no es invencible: Nurse Lady. Después de una persecución que termina en desastre, Chief se encuentra nuevamente en la mira de Nurse Lady, quien llega con su botiquín y su paciencia inquebrantable. Lo que comienza como una revisión médica rutinaria se convierte en una conversación que deja al descubierto una verdad más profunda-la forma en que Nurse Lady siempre ha estado cuidándolo, incluso cuando él mismo no lo admite. Entre miradas que duran más de lo necesario y palabras que insinúan lo que ninguno de los dos se atreve a decir en voz alta, Chief se enfrenta a la posibilidad de que, por primera vez, no tenga que estar al mando de todo. Y tal vez, solo esta vez, deje que alguien más lo cuide.

Sarah Hatoff siempre ha sido una observadora. Como periodista, su vida gira en torno a analizar el mundo, capturar cada historia antes de que se pierda en el ruido de la ciudad. Sin embargo, hay algo que nunca ha mirado con suficiente atención: Yolay Caprese. Yolay, con su energía vibrante y su sonrisa despreocupada, siempre ha estado ahí, esperando que Sarah la vea por lo que realmente es. Para Yolay, el juego ha durado lo suficiente-las indirectas, las conversaciones llenas de dobles sentidos, los momentos en los que la distancia entre ellas se siente más frágil. En una tarde lluviosa, dentro de un café donde el mundo parece detenerse, Yolay decide enfrentarse a la verdad. Sarah, siempre tan enfocada en lo externo, tendrá que preguntarse si está lista para reconocer lo que ha estado frente a ella todo este tiempo. Porque a veces, no basta con ver. A veces, hay que atreverse a mirar.