Thomas nunca creyó en los destinos marcados, pero todo cambió el día que entró a aquella biblioteca y conoció a Newt. Desde entonces, nada volvió a ser igual. Él, impulsivo, apasionado, con un fuego interno que lo consume. Él, reservado, frío en apariencia, con un pasado que lo obliga a mantener muros demasiado altos. Lo que comenzó como una mirada se convirtió en una obsesión, y pronto en una historia donde los silencios dicen más que las palabras. Entre amistades, traiciones y heridas que nunca sanaron, ambos descubrirán que escapar ya no es opción: porque eran dos almas rotas que solo juntas podían volver a respirar. Un amor tan intenso como peligroso, donde las emociones se convierten en batalla, y el corazón en el único campo de guerra.

Newt solo quiere llegar a las Olimpiadas. Thomas solo quiere ganar las Mundiales de Rugby. En el Centro de Alto Rendimiento donde entrenan, son dos desconocidos con un objetivo: ser los mejores en lo suyo. Pero una noche de fiesta lo cambia todo. Entre entrenamientos agotadores, presión constante y secretos que nadie puede descubrir, Newt y Thomas van a aprender que a veces lo más aterrador no es perder una competencia... Es arriesgarlo todo por alguien que tal vez no esté listo para hacer lo mismo. (También en Ao3: Brickxooo)

Newt aprendió a vivir sintiéndose invisible, como si siempre fuera la segunda opción. Thomas dejó de buscar razones para quedarse cuando el ruido adentro se volvió insoportable. Dos chicos rotos, dos almas cansadas. Un grupo de apoyo los cruza en el peor momento... y ahí, entre silencios, marcas ocultas y canciones tristes, encuentran algo que no esperaban: A alguien que los entienda. A alguien que no se vaya. A su Wonderwall.

Solo quería distraerme. Después de una ruptura desastrosa, lo único que necesitaba era perderme en algún bar, escuchar a una banda cualquiera y olvidarme del mundo por un rato. Pero entonces lo vi. Un chico rubio con una guitarra entre las manos, tocando como si cada nota pudiera romperte el alma o reconstruirte en segundos. Y cuando pensé que solo sería un espectador más en la multitud, su voz resonó por todo el lugar: "Esta va para el castaño de ojos bonitos de la mesa 12." No lo conocía. No sabía su nombre. Pero cuando sus dedos tocaron las cuerdas, sentí que, de alguna forma, ya estaba atrapado en su canción. Y lo peor de todo... es que no quería salir.

Cada verano, Dylan y Thomas se reencuentran en la misma orilla, en el mismo mar que ha sido testigo de su historia desde la infancia. Dos mundos distintos, dos vidas separadas por un océano, pero unidas por los recuerdos de castillos de arena, risas bajo el sol y promesas que el tiempo se empeña en desafiar. Ahora, con 16 años, la vida los lleva por caminos diferentes, y cada verano podría ser el último. ¿Cuánto tiempo más podrán desafiar al destino antes de que la marea los separe para siempre?

Newt nunca quiso mudarse. No le gustan los cambios, mucho menos cuando significan dejar atrás lo poco que le hacía sentir en casa. Esta nueva ciudad no le dice nada; su nueva habitación es solo un espacio vacío, y su ventana, un reflejo de la rutina monótona que le espera. Hasta que encuentra la primera carta. No hay remitente, solo unas palabras escritas con prisa y una simple inicial: T. Al principio, no sabe qué pensar. ¿Es una broma? ¿Un intento de bienvenida? ¿O acaso alguien, en medio de este vecindario gris, ha decidido fijarse en él más de lo que debería? Lo que comienza como un simple intercambio de notas se convierte en algo más. Un secreto entre paredes. Una conexión que traspasa el papel. Una historia que, sin que Newt lo sepa, ya ha comenzado a escribirse. Después de todo, ¿cuánto puede cambiar una vida con solo unas cuantas palabras?

Dos jóvenes, uno que odia la naturaleza y otro que es un peligro en la naturaleza, pasarán momentos inolvidables juntos.