EnanadeLali
No me arrepiento de nada contigo
Contigo me muero, contigo revivo
Y sos mi victoria, y sos mi fracaso
Sos todo lo bueno, sos todo lo malo
Aquí estoy, otra vez
La voz de Patricio Sardelli retumbaba en los parlantes mientras el cielo de Buenos Aires se llenaba de luces y gritos. El recital de Airbag había comenzado, pero él ya no estaba ahí por la música. No del todo.
Juan Pablo Pastormerlo -más conocido como Pasty- se encontraba entre la multitud, con el corazón latiendo más fuerte que nunca. A su lado, Cone coreaba cada verso como si fuera una plegaria, y Gavero levantaba los brazos al cielo como si estuviera en su templo sagrado. Pero él... él no podía dejar de mirar a la chica que estaba a unos metros, iluminada por las luces del escenario como si fuera parte de una escena escrita por el destino.
Ella sonreía como si conociera cada nota, como si esa canción también le hablara al alma. Lizzy. Así se llamaba, lo supo minutos después. Pero su nombre no le importó tanto como la manera en que sus ojos brillaban al ritmo de la música.
Y entonces, Nunca Lo Olvides empezó a sonar.
Y su mundo cambió.
Las letras tomaron sentido por primera vez.
Los vasos vacíos, el vino derramado, el cuerpo y el alma entregados.
El amor eterno, aunque sea imposible.
La promesa de no olvidar.
De estar ahí, otra vez.
Siempre.