elpiojodeljimin
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En los vastos confines del Imperio Otomano, donde el poder se heredaba con sangre y acero, nació Taehyung, el hijo menor del sultán y único Omega de su linaje. Su llegada fue como un presagio divino: los sabios veían en él la gracia de la luna, los poetas encontraban en su belleza un canto, y los cortesanos quedaban rendidos ante la claridad de su inteligencia. Era el primer Omega varón que alumbraba la historia de la dinastía, un milagro que desafiaba la tradición y abría camino a un destino inesperado. En sus manos reposaba la esperanza de dar voz a los jóvenes príncipes Omega, almas silenciadas que, a través de él, hallarían el eco de su libertad en los pasillos dorados del palacio.