La vida universitaria de Joss, un reservado estudiante de Psicología, y su mejor amigo, Gawin, un vibrante estudiante de Artes, transcurre en su caótica habitación compartida. Gawin tiene página azul y Joss un fiel pero secreto admirador de la página. La tensión se dispara cuando Gawin planea su próximo gran contenido; una sesión de fotos de Deadpool y Spiderman con poses "sugestivas" y de temática bromance llevada al límite. ¿Joss aceptará? (historia inspirada en la pequeña confusión que tiene Gawin en las entrevistas con el nombre de la serie "Only Friends" o ¿fans?)

Gawin es un estudiante universitario brillante que vive con una rara condición neurológica: es incapaz de experimentar emociones. No siente amor, miedo, tristeza ni felicidad. Su vida transcurre en absoluta neutralidad, observando al mundo desde un lugar distante, como si no perteneciera a él. Todo cambia cuando conoce a Joss, un chico cálido, expresivo y extremadamente afectuoso que queda fascinado por la quietud de Gawin. Mientras todos mantienen distancia por no saber cómo relacionarse con él, Joss hace exactamente lo contrario: se acerca, lo busca, lo incluye y lo llena de una atención que Gawin no comprende... pero tampoco rechaza. A pesar de saber que Gawin no puede corresponderle emocionalmente, Joss se enamora sin remedio. Y con paciencia, ternura y una determinación inquebrantable, empieza a enseñarle a Gawin lo que es ser querido.

Después de otra relación fallida, Gawin hace una invocación desesperada en una noche lluviosa de Bangkok: está dispuesto a intercambiar lo que sea por encontrar el amor verdadero. Su llamado es respondido por Joss, un ser misterioso y seductor que le ofrece un contrato aparentemente simple: siete noches de entrega física a cambio del amor que tanto busca.

Joss Wayar es una promesa del boxeo tailandés. Fuerte, indomable y con fama de romper récords y corazones. En el ring es un animal, pero fuera de él... no sabe cómo enfrentarse a algo que no puede controlar: su atracción por el joven doctor Gawin Caskey, quien lo atendió tras una pelea. Desde ese primer encuentro, Joss no puede sacarlo de su cabeza. Tanto así que empieza a buscar excusas para verlo. Todo con tal de escuchar su voz tranquila y ver esos ojos que no se inmutan ante su físico intimidante.

Historia entre Gawin Caskey, un chico destacado y admirado en su campus universitario, quien pertenece a la liga de Basketball, y Joss Wayar, su mejor amigo, del cual está enamorado pero este es homofóbico. +18 | Joss top y Gawin Bottom Lenguaje violento, homofobia, discriminación y violencia.

Gawin y Joss crecieron juntos, compartiendo risas, secretos y una atracción que fue imposible de ocultar. A los diecisiete años, cuando finalmente se atreven a confesar sus sentimientos, el destino los separa: los padres de Joss deciden enviarlo al extranjero, y la noche antes de su partida ambos se entregan al amor por primera y única vez. Prometen mantenerse en contacto, pero las llamadas de Gawin nunca llegan a Joss; la madre de él se encarga de cortar todo vínculo. Los años pasan y, sin poder decirle la verdad, Gawin cría en silencio al hijo que nació de aquella despedida.

Gawin tenía solo 18 años cuando el mundo se le vino abajo: cáncer. Hospitales, tratamientos, dolores, esperanzas rotas... ese se volvió su día a día. En medio del caos le asignan a un nuevo médico, Joss Wayar, un oncólogo joven de 26 años, brillante, con una sonrisa que parecía desafiar la oscuridad de la enfermedad. Lo suyo comienza estrictamente profesional. Pero cuatro años de batallas compartidas, de madrugadas hablando en silencio, de recaídas que solo Joss sabía cómo consolar, y de pequeños logros que celebraban como si fueran suyos... fueron rompiendo la distancia. Gawin encontró en Joss un refugio. Joss encontró en Gawin el motivo que le devolvió la fe en su propia profesión.

Barcode, hijo de Joss y Gawin, tiene diecisiete años y está pasando por la peor etapa de su vida. Cansado de las discusiones en casa y de la presión que siente por ser "el hijo perfecto", una noche estalla y les grita a sus padres que ojalá nunca los hubiera tenido. Luego sale furioso de casa... sin imaginar que esas palabras cambiarían todo. Cuando despierta, se encuentra en un lugar extraño, con tecnología vieja, música de hace décadas y -lo más impactante- sus padres... jóvenes. Joss es un universitario rebelde, malhumorado y sin rumbo. Gawin, en cambio, es un estudiante brillante, arrogante y obstinado que no soporta a Joss. Ambos no se pueden ni ver. Barcode comprende que, por alguna razón, ha retrocedido 20 años en el tiempo, justo antes de que sus padres se enamoraran. Y que, si quiere regresar a su presente, debe lograr que Joss y Gawin se enamoren.

Joss siempre fue el típico alfa que lo tenía todo: fuerza, atención y una reputación que proteger. Entre bromas y ego, acepta una apuesta estúpida: acostarse con Gawin, un omega silencioso que nunca habla, pero que siempre lo mira con una suavidad que Joss finge no ver. Nadie sabe que, en el fondo, Gawin siempre lo quiso. Que lo observaba desde lejos, con una devoción silenciosa. Que lo amaba sin pedir nada. La noche de la apuesta ocurre, tranquila, delicada... demasiado real para lo que debía ser una burla. Pero cuando Gawin escucha a los amigos de Joss riéndose y celebrando, entiende todo. No llora. No reclama. No se queja. Solo acepta. Como siempre ha hecho con todo. Desde ese día, Gawin evita a Joss. Baja la cabeza. Pasa desapercibido. Pero no puede evitar la consecuencia más grande de aquella noche: está embarazado.

Joss era el tipo de chico del que todos mantenían distancia. Moto negra, chaqueta de cuero vieja, tatuajes que subían desde los nudillos hasta perderse bajo la ropa, mirada como de tormenta y una expresión permanente de no me hables o te rompo la cara. Nunca sonreía. Nunca hablaba mucho. Y nunca, jamás, se le veía cerca de algo dulce. Solo café negro sin azúcar y pan duro, como si la dulzura fuera debilidad. Por eso fue raro que un día se detuviera frente al chico nuevo en la cafetería. Gawin estaba sentado solo, como siempre, con una bandeja repleta de pasteles. Era bajito, lleno de una ternura involuntaria, y con la boca aún manchada de azúcar glas. Algunos chicos a su lado se reían de él. -¿Cuánto comes? -se burlaban-. Por eso estás así. -Pareces un niño. -¿No te da vergüenza? Pero Gawin solo seguía comiendo, tranquilo, sin mirar a nadie. Era como si su pequeño mundo fuera él y su pastel. Eso fue lo que llamó la atención de Joss. No la burla. No el ruido. Sino la tranquilidad. La manera en la que Gawin no dejaba de ser él mismo.