BlueberryStan
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Después de dos años de divorcio, Checo Pérez pensó que al menos la vida le daría una pequeña victoria: que su hijo, fruto de su complicada relación con Max Verstappen, se pareciera a él.
Pero no.
Desde el primer día, todo el mundo decía lo mismo: es un clon de Max. Ojos celestes, cabello rubio, expresión de fastidio innata y, para colmo, la costumbre de sacar la lengua en los momentos más oportunos.
Checo intentó ignorarlo. Intentó convencerse de que algo suyo tenía que haber heredado. Hasta que un día, en medio de un regaño a Max, su hijo habló por primera vez y dijo lo impensable: "Maksh."
Ahora, Checo tiene que lidiar con un Max insportable, un bebé que lo traicionó y una vida que, claramente, se empeña en burlarse de él.
Esta idea fue tomada por una publicacion de Facebook. Espero lo disfruten y sea de su agrado.