loves3racha
El Gran Premio de México siempre trae adrenalina, ruido y pasión... pero este año, Max Verstappen llegó distinto. Más relajado, sin gorra, con esa sonrisa imposible de disimular y un lunar en el cuello que parecía gritar secretos.
Checo lo nota. Lo siente. Y aunque deberían concentrarse en el circuito, hay cosas que no se pueden esconder cuando la tensión se mezcla con la cercanía, las miradas y los recuerdos de una mañana que ninguno de los dos olvidará.
Entre motores, cámaras y sonrisas que dicen más de lo que deberían... algo empieza a cambiar.
¿Y esa sonrisa, Max?