PRÓLOGO Hay historias que nacen en silencio. No en los diarios, ni en los libros de historia, sino en los rincones invisibles donde una familia intenta sobrevivir al paso cruel del tiempo. Esta historia comienza con una mecedora, un atardecer y una vida que parece agotarse sin aviso. Desde allí, el hilo se remonta hacia atrás y adelante, como si el destino tejiera una cuerda interminable entre generaciones marcadas por el amor, la pérdida y la violencia. Las decisiones de un padre, el abandono de una madre, una guerra lejana, un accidente inesperado... Cada acontecimiento arrastra consigo heridas que tardan décadas en cicatrizar, si es que lo hacen. Porque donde la inocencia muere, nace la oscuridad que los hombres intentan comprender. Esta es la crónica de una familia perseguida por sus propias sombras: soldados que regresan de la guerra incompletos, hijos que cargan culpas que no eligieron, mafias que extienden su dominio más allá de los barrios marginales, destinos que se desvían con una sola carta. A simple vista, es la historia de padres, hermanos y abuelos que aman y pierden. Pero si miras más profundo, es un recordatorio brutal de que el pasado nunca se queda atrás: siempre encuentra la forma de volver. Aquí comienza la historia de una familia unida por la sangre, separada por el dolor y condenada por sus elecciones. Una historia donde la lealtad es tan peligrosa como la traición, y donde la muerte puede ser apenas un descanso. Porque a veces, el peor enemigo no está afuera, sino dentro de cada uno.