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Obligado a huir del Santuario, Sinaké adopta un nuevo nombre, Seiya, e inicia una nueva vida en Kyoto. Una vez instalado en su nuevo hogar, descubre que la desaparecida Armadura de Sagitario se encuentra en Tokyo y será otorgada a quién se la gane en un torneo que involucra a otros Caballeros. Esperanzado en que la obtención de la armadura le permita recueprar su lugar en el Santuario, Seiya se enlista en el torneo, a pesar de que los Caballeros de Atenea tienen prohibido combatir por intereses personales.
Combate tras combate, Seiya descubrirá que ninguno lucha por la gloria personal o por la mera obtención de la Armadura, sino que todos tienen una razón trascendente y particular para hacerlo. 
Pero los enlistados en el torneo no son los únicos que quieren hacerse con la armadura. 
Los planes de Seiya, nuevamente se ven alterados, pero encontrará algo muy valioso al final.