Zack Montecarlo learned early on that affection was a weakness-and trust, a risk. Keeper of secrets that were never his to hold, he lives behind walls built of silence and calculated distance. Chloe arrives with a broken heart and a half-packed suitcase. After her mother's death, she's taken in by the Montecarlos: a family that looks perfect from the outside, but is quietly falling apart. Zack never wanted her to walk through that door-much less to start breaking down his walls with nothing more than a glance. But some wounds recognize each other, even when they have no name, and something begins to grow between them that neither of them expected... or can afford. In a house where secrets weigh more than promises, Chloe and Zack must decide whether to face the past or repeat its mistakes. Because some connections heal... and others destroy.

Chloe y yo nunca fuimos realmente familia, aunque vivíamos bajo el mismo techo. Éramos como dos olas que chocaban una y otra vez: diferentes, impredecibles, imposibles de ignorar. Hasta que todo cambió aquella noche. Una fiesta, demasiadas decisiones equivocadas... y el accidente. Chloe sobrevivió, pero su vida quedó atrapada en una especie de limbo cruel: recuerda perfectamente quién es, quién soy yo, y todo lo que vivimos antes... pero no puede guardar nada de lo que viene después. Cada día comienza para ella como si fuera el primero desde el hospital, y cada momento que compartimos... se borra antes de que pueda convertirse en un recuerdo. Y yo estoy aquí, intentando sonreír como si no me doliera tener que conquistarla una y otra vez, sabiendo que mañana quizá ya no sepa que la amo. Ella sigue siendo Chloe: la chica que me desespera, que me reta, que me rompe y me salva. Solo que ahora... la pierdo todos los días. Dicen que la marea siempre vuelve. Yo solo espero que, cuando lo haga, sea lo suficientemente fuerte para que ella me recuerde, aunque sea una vez más.