Alejandra sabía que nada volvería a ser igual. Huir de su pasado era necesario, pero empezar de nuevo no sería fácil. Aún llevaba cicatrices invisibles de una vida que la empujó a negarse a sí misma, a desconfiar de su esencia. Sin embargo, algo en este nuevo comienzo -quizá el aire libre, la tierra sin juicio, o el simple hecho de volver a respirar con libertad- le daba esperanza. Lo que jamás imaginó fue encontrarse con él: un jinete tan imponente como indomable, que no solo desarmaría sus defensas, sino que pondría a prueba todo lo que creía saber sobre el amor, la vida... y sobre sí misma. A veces, lo que más miedo da no es cambiar, sino descubrir que tal vez jamás habías sido realmente tú. Y en esa búsqueda, él podría ser justo lo que su alma estaba esperando.