Cada Halloween, el vampiro Joong y el maquillador Dunk se encuentran en la azotea de Silom para una sola noche sin promesas. Este año, Dunk revela su linfoma terminal y exige ser convertido o muerto. Joong se niega, pero el amanecer los obliga a huir al sótano. Entre sexo desesperado y confesiones, Joong elige dejarlo vivir... aunque sea poco. Se separan al alba; Dunk con el colgante de tiburón, Joong con el cuchillo. Un monstruo elige no morder. Un humano elige pelear.

El deseo tiene sabor, y el de ellos es a cereza. Fadel siempre fue un hombre de mirada intensa, dueño de un magnetismo que Style no podía ignorar. Sus caminos se cruzaron en el lugar más inesperado, pero la atracción fue inmediata, como si el destino ya hubiera tejido ese encuentro. Entre provocaciones, silencios cargados de electricidad y labios tentadores como fruta madura, ambos se acercan a un límite donde el autocontrol peligra. En un juego de poder y rendición, Fadel descubre lo dulce que puede ser Style... y lo adictivo que resulta un par de labios de cereza.

Escenas subidos de tonos de FadelStyle

Joong nunca quiso un guardaespaldas. Mucho menos uno como Dunk: joven, atractivo, silencioso y con esa maldita mirada que lo desarma sin permiso. Después de un intento de agresión en plena gira, a Joong no le queda opción. La agencia contrata a Dunk, un exmilitar con un expediente limpio y la boca cerrada. Pero mientras los flashes lo siguen en cada ciudad, Joong empieza a desear lo único que no debería tocar: la única persona que juró protegerlo con el cuerpo... y que podría romperle el corazón si se rinde a lo que siente.