Miguel la quiso desde el primer momento. No por cómo caminaba ni por lo que decía, sino por lo que lo hacía sentir cuando ni siquiera lo miraba. Y Liliana... Liliana simplemente no lo supo. O tal vez sí. Tal vez lo supo, y no supo qué hacer con eso.

Dariana siempre ha sido invisible. Baja, con brackets recién quitados, lentes de pasta y más libros en su mochila que amigos en su vida. A ella le gusta así: tranquila, ordenada, predecible. Pero todo cambia cuando el director del colegio la obliga a ayudar al chico más popular: Miguel Mora. Guapo, carismático, flojo en clases... y un desastre en matemáticas. Lo que empieza como una tortura, termina volviéndose más complicado de lo que esperaban.