La habitación estaba apenas iluminada por una bombilla colgante que parpadeaba. In-ho, atado a una silla, levantó la cabeza lentamente, la sangre seca en su labio contrastaba con la serenidad fría en su rostro. Gi-hun lo observaba desde la sombra, caminando de un lado a otro, nervioso... pero con una sonrisa torcida en los labios. -No deberías estar tan tranquilo -murmuró Gi-hun, deteniéndose frente a él-. Podría matarte ahora mismo... y nadie lo sabría. In-ho alzó una ceja, su mirada cargada de desdén.c -Hazlo. Aunque, si fueras capaz, ya lo habrías hecho -respondió con una voz baja y segura-. No tienes lo necesario. Nunca lo tuviste. Gi-hun se inclinó, acercando su rostro peligrosamente al de él. Su voz tembló, pero no de miedo. -¿Tú crees que esto es solo venganza? No, In-ho... No sabes cuánto tiempo he pasado soñando con este momento. Tenerte así. Verte débil. Verte real. -Le agarró la mandíbula con fuerza-. ¿Te da asco que te toque? In-ho sonrió con burla, sin apartar la mirada. -Muchísimo. Pero eso no detiene a los perros cuando se encariñan con su amo, ¿verdad? Gi-hun apretó los dientes, dolido, furioso... pero no se alejó. -Tal vez sí soy un perro... pero ahora soy el que tiene la correa. Y no pienso soltarte, In-ho. No hasta que me mires de otra forma. Silencio. Solo la respiración agitada de ambos llenaba la habitación. Atención In-ho bottom/Gi Hun activo

Tras la destrucción de los juegos Gi-hun secuestra al frontman llevándolo a su propio infierno en donde ser obediente será la única salida. Los juegos quedaran cortos al nuevo infierno al que deberá enfrentarse, Gi-hun ha cruzado una linea igual o mayor que la de el.