No fue amor. Fue fe. Y la fe, cuando duele, se llama Devoción.

Zee lleva un año enamorado de su vecino... y un año rompiendo cosas cada vez que lo ve. NuNew es tímido, dulce y paciente, ve como su vecino casi muere todos los días por accidentes tontos. ¿La solución de Zee? Una pitonisa del barrio. Ya que él asegura que tiene mal de ojo. Tropiezos, cafés derramados y profecías absurdas. Tal vez el destino solo necesitaba un empujón.

Tras la muerte de su padre, NuNew queda al cuidado de Panich, el mejor amigo de toda la vida del hombre que lo crió. Lo que nadie sabe -ni siquiera su Hia- es que NuNew lleva años amándolo en silencio. Ahora, bajo el mismo techo, el amor se vuelve una herida latente, un secreto imposible, un deseo que no debería existir... pero que crece con cada mirada. ¿Puede un hogar ser refugio... y condena al mismo tiempo?

Mandó la foto equivocada al número equivocado... y acabó recibiendo la respuesta que más necesitaba. NuNew solo quería que su ex viera lo que se había perdido, pero el mensaje lo abrió alguien más. Y ese alguien no iba a dejarlo escapar tan fácilmente. Un error. Un desconocido. Un juego que se sale de control.

Renma y Luna solo querían un poco de paz Él, librarse de un padre soltero demasiado encima. Ella, escapar del hermano mayor que controla hasta sus respiros. El plan era sencillo, juntarlos para que fueran amigos y se entretuvieran con cosas de adultos aburridos. Pero algo salió muy, muy mal. Ahora deben soportar que Zee y NuNew se miren como si fueran la última persona sobre la Tierra, se coman a besos a la mínima oportunidad... y la inquietante posibilidad de que, si esto sigue así, acaben siendo familia.

Zee, un exitoso y magnético CEO de SuperSun, lo tiene todo... excepto compañía. Casado con Janis, una modelo de pasarela y pasaportes sellados, vive en una casa enorme y vacía, donde el silencio pesa más que el mármol. Ella vuela de ciudad en ciudad; él se queda contando las horas. Desde fuera, parecen la pareja perfecta. Por dentro, todo cruje. En un intento de ordenar su caos doméstico -y quizás su soledad- Zee contrata a NuNew, un joven asistente hogareño, discreto, amable... y peligrosamente encantador. Todo empieza como una relación laboral pero se convierte en una rutina compartida, en miradas prolongadas, en silencios que gritan. Entonces, el deseo. Crudo. Silencioso. Inevitable. Pero en una casa donde todo parece perfecto, no hay espacio para el escándalo. ¿Podrán ocultar lo que sienten? ¿O el precio de cruzar la línea será demasiado alto?