Cinco años después Leah vuelve a casa de su tía, convencida de que serán unas vacaciones tranquilas. Pero algo en el aire ha cambiado. Su tía ahora cuida de tres niños, y uno de ellos parece distinto. Hay algo en su mirada en la forma que el mundo reacciona a su presencia... Como si llevara consigo un misterio que no debe ser descubierto. Mientras el pasado comienza a desenterrarse y las certezas se desvanecen, Leah se ve envuelta en una conexión que no comprende del todo, pero que late con una fuerza que es imposible de ignorar. Algunas verdades se ocultan por una razón. Algunos lazos, simplemente, no pueden romperse.